Cuando llega este momento de calma, en el que todo está iluminado y no quieres que se mueva nada, te da miedo girarte y comprobar que estás rodeado de nubes negras. Y entonces entiendes que debe ser así, que ser feliz es estar en el ojo del huracán.
Fotografía: Robbie Montolalu / Texto: Lukas Reig